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Forra un molde pequeño (aprox. 20×20 cm) con papel de hornear.
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En una olla de fondo grueso, calienta la leche condensada sin dejar que hierva.
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Añade el chocolate blanco y remueve a fuego bajo hasta que se derrita por completo y la mezcla quede suave.
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Incorpora la vainilla y la pizca de sal, mezclando bien.
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Vierte la mezcla en el molde y alisa la superficie.
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Lleva a la nevera durante 3–4 horas mínimo hasta que solidifique.
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Corta en cuadrados y conserva en refrigeración.