Si el miedo persiste durante mucho tiempo, el cuerpo permanece alerta, incluso sin razón aparente. Esta hipervigilancia es costosa para el sistema nervioso.
La respuesta correcta: Reduce conscientemente el ritmo de ciertas tareas, practica la respiración profunda, prueba la coherencia cardíaca o la sofrología.
4- Tus noches ya no son reparadoras.
Las alteraciones del sueño (dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes o sueño poco reparador) nunca son triviales. Indican un desequilibrio entre el estrés mental y la recuperación.
Medida correctiva: Establece un ritual suave para la hora de dormir, evita las pantallas, prueba infusiones o relajación guiada.
5- Te estás volviendo hipersensible.
¿Un simple comentario te molesta? Tu umbral emocional puede estar bajo. Esta mayor reactividad puede ser un signo de sobrecarga emocional.
Acción Correctiva: Busca una salida: hablando, escribiendo, dibujando… Expresar tus sentimientos alivia la carga interna.
6- Tu Cuerpo Siente Malestar
Dolores de cabeza, tensión muscular, problemas digestivos… El cuerpo puede convertirse en un agente silencioso de estrés.
Acción Correcta: Consulta con un médico para descartar causas físicas, pero no descartes causas emocionales. Un seguimiento más exhaustivo puede ser útil.
7- A menudo sientes ganas de llorar sin motivo aparente.
El llanto frecuente puede ser una señal de un creciente agotamiento emocional. Tu cuerpo está liberando lo que has estado reprimiendo durante demasiado tiempo.
Cómo actuar adecuadamente: Rodéate de personas de confianza, comparte tus sentimientos sin vergüenza y date un respiro.
8- Sientes una sensación general de vacío o indiferencia
Sentirse desconectado de todo (trabajo, seres queridos, intereses) es una señal fuerte. Este tipo de apatía puede indicar un agotamiento profundo o incluso el inicio de una depresión.