En aquel entonces, Heidi vivía con su pareja en una casa tranquila en el municipio de Balen, provincia de Amberes. Criaba a tres niños de dos, tres y siete años, y, según sus familiares, llevaba una vida tranquila. Nada hacía presagiar su desaparición.
Un descubrimiento fortuito.
El caso salió a la luz cuando el colegio de uno de sus hijos intentó contactarla sin éxito. Esta acción administrativa despertó sospechas y dio lugar al inicio de una búsqueda. Se realizaron numerosas comprobaciones a lo largo del año, especialmente en bases de datos nacionales e internacionales, pero no se encontró rastro de Heidi.
Los investigadores están explorando todas las posibilidades:
nueva vida en el extranjero,
un acto desesperado