arrepienteMi esposo quería salir con otras personas, ahora se arrepiente

Solo para fines ilustrativos
Durante los primeros meses, apenas incursioné en las citas. Pero finalmente, conocí a alguien. Y no cualquiera: Ben, el mejor amigo de mi marido. Seis meses después, empezamos a salir.
Al principio, parecía inofensivo. Ben era encantador, atento y familiar, como solo puede serlo alguien que conoce a tu familia. Nos vimos un par de veces. Nos besamos. Mi marido me guardó rencor por ello, pero se lo guardó.
Pero con el tiempo, dejó de ser un experimento y empezó a sentirse como un vínculo. No esperaba que Ben apareciera una noche y me soltara una bomba para la que no estaba preparada.
Una confesión y sus consecuencias
Solo con fines ilustrativos
La semana pasada, Ben se sentó en nuestra sala de estar, la misma donde celebraba las fiestas y los cumpleaños con nosotros, y dijo las palabras que rompieron la ilusión de control: «Siempre he estado enamorado de ti. Incluso antes de que pasara todo esto». Vi cómo el rostro de mi marido palidecía. Al principio guardó silencio, pero el silencio no duró mucho.
Se levantó, furioso. Acusó a Ben de engañarme, de esperar, de aprovecharse de la situación. No sabía qué decir. No sabía.
Ahora quiere volver conmigo, pero ¿seremos capaces de volver a estar juntos alguna vez?
Más tarde esa noche, mi marido finalmente se derrumbó. Admitió que cometió un error, que nunca pensó que encontraría a nadie más, y menos a alguien tan cercano. Dijo que temía perderme para siempre.
Quiere arreglarlo todo. Dice que podemos volver. Terminar el matrimonio. Mejorar y volver a intentarlo.
¿Pero podemos?
Estoy dividida entre la lealtad y los sentimientos.
Solo para ilustrar.
Nunca quise lastimar a nadie. Ni a mi marido, ni a Ben. Seguí mi corazón lo mejor que pude, en una situación que nunca pedí. Pero ahora me quedo con los pedazos de dos relaciones, y no estoy segura de cuál, si es que alguna, se puede recomponer.

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