Conocí a los padres de mi novio. Intentaron hacerme pagar por todos como una ‘prueba’.

Resulta que esta no era una cena típica para conocer a los padres. ¡Ay, no! Al parecer, era una especie de ritual de iniciación: una tradición familiar en la que la novia paga toda la mesa para demostrar que no piensa usar a su hijo algún día.

Juegos familiares

Lo explicaron con orgullo, como si hubieran inventado el feminismo. No dejaban de usar palabras como «independiente», «estándares modernos» y «autosuficiente», mientras su querido hijo ni siquiera fingía sacar la cartera. La ironía era tan densa que podría untarse en una tostada.

Sólo con fines ilustrativos

Me quedé allí sentado dándome cuenta de que no tenía ningún deseo de unirme a una familia cuya idea de unión era el acoso financiero.

No grité. No discutí. Simplemente me disculpé, fui a la caja, pagué  solo mi comida (el giro final de la trama, al parecer) y me fui.

Ahora Mike me llama dramática, emocional e “incapaz de manejar las expectativas de su familia”. Sus padres aparentemente piensan que “reprobé la prueba”.

Entonces… ¿esto es la vida real? ¿Qué se supone que debo hacer con esto? ¿Existe un universo donde esto no sea una fábrica de banderas rojas? ¿Me voy o me molesto en tener una última conversación con él?

Porque ahora mismo me estoy inclinando mucho hacia el running.

Nota:  Esta historia es una obra de ficción inspirada en hechos reales. Se han alterado nombres, personajes y detalles. Cualquier parecido es pura coincidencia. El autor y la editorial no se responsabilizan de la exactitud, la responsabilidad ni la interpretación de la información. Todas las imágenes son solo para fines ilustrativos.

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