La aventura de mi marido me destrozó, la revelación de mi padre me cambió

Estaba llorando sin parar, apenas capaz de pensar con claridad, cuando mi papá tocó suavemente a mi puerta y entró para sentarse a mi lado.

Sólo con fines ilustrativos 

Terapia del trauma por traición

Habló con suavidad, como si eligiera cada palabra con cuidado. «Deberías quedarte con tu marido por el bien del bebé», dijo. «Yo también engañé a tu madre cuando estaba embarazada. Es solo fisiología masculina; no significa nada».

Me quedé paralizada. Nunca imaginé que mi padre, el hombre en quien más confiaba, diría algo así. La conmoción de su confesión casi eclipsó el dolor de la traición de mi esposo. No sabía qué decir. Pero una vez que la incredulidad inicial se disipó, comencé a pensar en mi bebé, en el estrés que ya sentía, en lo frágil que era todo.

Al final, decidí quedarme. No porque perdonara a mi marido, porque no lo hice. Simplemente no tenía la fuerza para afrontar el dolor y el embarazo al mismo tiempo. Me dije a mí misma que primero me concentraría en el bebé y luego pensaría en lo demás.

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