Nada bueno se esconde tras una llamada de un solo timbre.
Nada urgente desaparece si se ignora.
Nada real se niega a dejar un mensaje.
Déjalo sonar.
Déjalo parar.
Déjalo ir.
Tu seguridad vale más que tu curiosidad.
Si algo es verdaderamente importante, volverá a llegar a ti: a través de un mensaje, un mensaje de voz, un correo electrónico o alguien llamando a tu puerta.
¿Pero ese timbre débil y fugaz de las 2 am?
Esto no es una advertencia de alguien a quien le importa.
Es un señuelo de alguien que no lo tiene.
Y lo más inteligente y fuerte que puedes hacer…
es nada.