Estrés, fatiga, noches de insomnio, falta de ejercicio… Muchas pequeñas actividades cotidianas pueden alterar la flora vaginal. ¿El resultado? Humedad persistente, flujo vaginal abundante y un olor más fuerte. Esto suele ser señal de que bacterias dañinas se han instalado en la vagina. ¿La solución? Restablecer el equilibrio: cuidar tu estilo de vida, evitar las duchas vaginales excesivas y consultar a un médico si es necesario.
¿Demasiado sudor? El calor no ayuda…
En verano, las faldas ajustadas, los días largos y la ropa sintética pueden convertir rápidamente nuestras zonas íntimas en una mini sauna. El sudor se acumula, las bacterias se multiplican y los olores desagradables se intensifican. Para reducir este problema, elige ropa interior de algodón, evita los pantalones ajustados y recuerda cambiarte después de la actividad física o de un largo día de sol. Por supuesto, es esencial una limpieza suave con un producto con el pH adecuado.
Ciertos tratamientos pueden marcar la diferencia. Los antibióticos, los suplementos dietéticos (especialmente los que contienen proteínas o ácidos grasos omega-3) e incluso ciertas pastillas pueden alterar el equilibrio natural del cuerpo. A veces, los síntomas son sutiles: un olor ligeramente diferente, sensaciones leves e inusuales. Incluso en estos casos, no hay motivo de preocupación siempre que se presenten esporádicamente. Si el problema persiste o se acompaña de otros síntomas (irritación, flujo vaginal irregular, etc.), una visita rápida al médico debería tranquilizarla.
Nuestros consejos para mantener una sensación de frescura constante: Higiene suave pero regular: basta con lavarse a diario con agua tibia y productos adecuados para el cuidado de la piel. No es necesario frotar excesivamente ni usar productos perfumados, ya que pueden irritar la piel.
Ropa interior de algodón: Elige ropa interior cómoda y transpirable. Evita los materiales sintéticos, especialmente en verano y climas cálidos.
Escucha a tu cuerpo: ¿flujo abundante, olor fuerte, molestias? Todos estos son síntomas. Es mejor consultar a un médico rápidamente que dejar que las molestias leves persistan. Para sentirte bien con tu cuerpo, también necesitas aprender a escucharlo y cuidarlo con delicadeza.