No grites ni castigues físicamente; esto solo aumentará el miedo o la agresividad.
Ignora a tu gato e interrumpe la interacción; hazle saber que morder es el final del juego.
Proporciónale la estimulación adecuada: tu gato necesita ejercicio, juguetes y retos.
Resumen
Una mordedura de gato no necesariamente significa odio; a menudo es una expresión de emoción, estrés o necesidades insatisfechas. Comprender el lenguaje felino y respetar sus límites es clave para una relación armoniosa. Un gato no dice “te quiero” directamente; lo dice ronroneando, frotándose contra ti… y a veces incluso con un mordisquito. 😉