Zhang Wang, un programador informático de 38 años, nunca imaginó que su estilo de vida albergaría una amenaza oculta. Siendo sobrio y no fumador, creía tener todas las de ganar. Y sin embargo… Un día, mientras trabajaba, sufrió un colapso debido a una hemorragia gastrointestinal grave. El diagnóstico fue cáncer de estómago. Fue una completa sorpresa. Pero los médicos descubrieron algo aún más inesperado: algo se escondía en su refrigerador.
¿Cómo puede la comida convertirse en el enemigo de tu salud?
A menudo pensamos que la amenaza proviene de alimentos mal almacenados o de un plato dejado demasiado tiempo en la encimera de la cocina. Sin embargo, algunos alimentos son potencialmente cancerígenos, independientemente de si se almacenan en el refrigerador o no, crudos o perfectamente cocinados. Debido a su composición o transformación, pueden contener sustancias tóxicas invisibles a simple vista, pero bien conocidas por los investigadores.
A continuación, tres ejemplos cotidianos que, sin saberlo, pueden contribuir al desarrollo de ciertos tipos de cáncer. El objetivo no es infundir miedo, sino aumentar la comprensión para que puedas tomar mejores decisiones.
Carne procesada: una amenaza bien clasificada